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viernes, 29 de abril de 2011




La oxigenoterapia es una medida terapéutica que consiste en la administración de oxígeno a concentraciones mayores que las que se encuentran en aire del ambiente, con la intención de tratar o prevenir los síntomas y las manifestaciones de la hipoxia. El oxígeno utilizado en esta terapia, es considerado un fármaco en forma gaseosa.
  





El oxígeno es, probablemente, el fármaco más utilizado en medicina.
Se define como oxigenoterapia el uso terapeútico del oxígeno siendo parte fundamental de la terapia respiratoria.
Debe prescribirse fundamentado en una razón válida y administrarse en forma correcta y segura como cualquier otra droga.
La oxigenoterapia normobárica consiste en administrar oxígeno a distintas concentraciones 21-100%. Para ello se pueden utilizar mascarillas, cánulas nasales, tiendas de oxígeno, etc.
La oxigenoterapia hiperbárica consiste en administrar oxígeno al 100% mediante mascarilla o casco, mientras el paciente se encuentra en el interior de una cámara hiperbárica medicina hiperbárica.
En las personas sanas la hemoglobina presenta una saturación de Oxígeno del 90-95% con lo que el aporte de oxígeno a los tejidos es muy superior del que ellos necesitan para vivir, siendo la extracción de oxígeno por los tejidos de un 25% del que transporta la sangre. De ahí que la oxigenoterapia en personas sanas es completamente inútil ya que la sangre aporta a los tejidos una cantidad de oxígeno muy por encima del que se utiliza normalmente (consumo de oxígeno). En efecto, los tejidos, en reposo, utilizan sólo unos 5 mililitros de los 20 ml de oxígeno que hay en cada 100 ml de sangre. De ahí la inutilidad de los "bares de oxígeno" en el que se administra a personas sanas aire enriquecido con oxígeno.

En condiciones normales el estímulo nervioso que regula el ritmo respiratorio está ligado a la existencia de quimioreceptores que son sensibles a la concentración de CO2, de iones hidrógeno y de oxígeno en el organismo. En el hombre los quimioreceptores están localizados primordialmente en las grandes arterias del tórax y del cuello; la mayor parte se encuentran en los cuerpos carotídeos y aórtico. Es dudoso que estos quimiorreceptores sean esenciales para la regulación de la respiración en condiciones normales ya que en estas condiciones el ritmo respiratorio depende de la actividad de neuronas situadas en el sistema nervioso central en el bulbo y la protuberancia que son sensibles al dióxido de carbono y la concentración de hidrogeniones, sobre todo.




La finalidad de la oxigenoterapia es aumentar el aporte de oxígeno a los tejidos utilizando al máximo la capacidad de transporte de la hemoglobina. Para ello, la cantidad de oxígeno en el gas inspirado, debe ser tal que su presión parcial en el alvéolo alcance niveles suficientes para saturar completamente la hemoglobina. Es indispensable que el aporte ventilatorio se complemente con una concentración normal de hemoglobina y una conservación del gasto cardiaco y del flujo sanguíneo tisular. El efecto directo es aumentar la presión del oxígeno alveolar, que atrae consigo una disminución del trabajo respiratorio y del trabajo del miocardio, necesaria para mantener una presión arterial de oxígeno definida.
Cuando con estas medidas no se consigue aumentar el aporte de oxígeno a los tejidos, se puede utilizar la oxigenoterapia hiperbárica, pues con esta modalidad terapéutica se consigue aumentar hasta 27 veces el transporte de oxígeno en sangre, pero en este caso el aumento es por el oxígeno directamente disuelto en el plasma.
La hipoxia celular puede deberse a:
·         Disminución de la cantidad de oxígeno o de la presión parcial del oxígeno en el gas inspirado.
·         Disminución de la ventilación alveolar.
·         Alteración de la relación ventilación/perfusión.
·         Alteración de la transferencia gaseosa.
·         Aumento del shunt intrapulmonar.
·         Descenso del gasto cardíaco.
·         Shock.
·         Hipovolemia.
·         Disminición de la hemoglobina o alteración química de la molécula.




La oxigenoterapia debe ser aplicada cuando existe disminución de la cantidad de oxígeno en la sangre, ya sea por insuficiencia respiratoria, insuficiencia circulatoria, anemia, atmósfera enrarecida con humos o gases, etc., pudiendo llevar a varias situaciones de hipoxia:



La oxigenoterapia es útil para corregir por completo la concentración baja de oxígeno en los gases inspirados y, por lo tanto,proporcionar una terapéutica 100% eficaz.


En estas situaciones la oxigenoterapia puede ser muy beneficiosa, aumentando hasta en 5 veces el oxígeno disponible.

Aquí la terapia con oxígeno puede aumentar la presión parcial de oxígeno en los pulmones desde un valor de 100 mm de Hg hasta 600 mm de Hg. Ello origina un gran incremento de gradiente de difusión entre alveolos y sangre; tal gradiente se eleva desde un valor normal de 60 mm de Hg hasta uno tan alto como de 560 mm de Hg, es decir, un aumento de casi el 800%. Este efecto es beneficioso en casos como el edema pulmonar, porque entonces el pulmón puede aumentar la captación de oxígeno.


Es llamada hipoxia por deficiencia circulatoria. En esta, la oxigenoterapia normobárica es menos útil pues el problema en este caso es una circulación sanguínea disminuida, no una falta de oxígeno. Sin embargo, con la oxigenoterapia la sangre normal puede aportar una pequeña cantidad de oxígeno extra a los tejidos porque aunque la hemoglobina estará saturada, el oxigeno disuelto depende de la presión parcial y aumentará (como mucho un 10% más). En estos casos y ante la evidencia de hipoxia local, debemos intentar la oxigenoterapia hiperbárica con la que se consigue aumentar hasta los 2000 mm de Hg ( respirando 100% oxígeno a 2.5 ATA) la presión parcial de oxígeno a expensas del oxígeno disuelto en el plasma ( Ley de Henry)
También en enfermedades de curso lento que determinan un estado de hipoxia tisular crónica, es decir, una oxigenación insuficiente de las células, cuya supervivencia garantiza, aunque en condiciones de sufrimiento metabólico. Esta condición se presenta en ciertas formas asmáticas, enfisematosas, bronquíticas o de descompensación cardiocirculatoria.
Como conocer el contenido de oxigeno en sangre
Se puede hacer de dos maneras:
La primera es utilizando una gasometría arterial que consiste en extraer sangre de la arteria y medir la concentración de oxígeno.
La segunda forma es la pulsioximetría que consiste en poner un pequeño aparato en el dedo del paciente que va calculando la saturación de oxígeno de la hemoglobina en los capilares. Es la más utilizada ya que su molestia es mínima para el paciente. En contrapartida la gasometría proporciona más información porque permite medir otros parámetros importantes de la función cardiorrespiratoria.


Pacientes con respiración espontánea

·         Canula Nasal
·         Mascarilla Simples
·         Mascarilla Venturi: Suministra una concentración exacta de oxígeno independientemente del patrón respiratorio del paciente. Puede producir en el paciente sensación de confinamiento, calor e inclusive irritar la piel. Impide al paciente comer y hablar. La concentración de oxígeno puede variar si no se ajusta adecuadamente la mascarilla, si se angulan los tubos conectores, si se bloquean los orificios de entrada de la mascarilla o si se aplica un flujo de oxígeno inferior al recomendado.
·         Mascarilla de respiración
·         Cámara hiperbárica
·         Cuna especial para neonatos

Pacientes con carencia de respiración espontánea
·         Bolsa de Resucitación Manual
·         Respirador Mecánico


La administración inadecuada del oxígeno, tanto en la modalidad como en la dosis (concentración y tiempo) puede ser contraproducente en ciertas enfermedades, en las que puede incluso empeorar su situación, como puede ocurrir en ciertos enfermos respiratorios crónicos en los que una inhalación excesiva de oxígeno, podría determinar una elevación de la concentración del gas en sangre que es capaz de inhibir el estímulo que procede de los receptores sensibles. Esto deprime el ritmo respiratorio incluso en presencia de una concentración elevada de CO2. A esta situación se le conoce como evento paradójico, en el que un pequeño aumento en la concentración de oxígeno en sangre puede conducir a una parada de la función respiratoria.
   


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